La berrea va a comenzar, aunque de momento se oye poco. Es al principio de la misma cuando los más jóvenes se muestran más activos aprovechando que los más veteranos todavía no se han decidido a tener sus días de gloria.
Os presento un hermoso príncipe del bosque. Creo que tendría tres años aproximadamente. Iba en compañía de otro más veterano que era enorme, éste.
El más veterano decidió irse al otro lado de las peñas, mientras el joven se encamó. «Ésta es la mía», pensé. Fui avanzando hasta llegar casi hasta su altura. En ese momento se levantó y quedamos el uno frente al otro. No me gustan estas situaciones porque no me gusta que la fauna me vea pero la ocasión había que aprovecharla. El joven ciervo no sabía si yo significaba un peligro o no. Se paraba, valoraba la situación, se movía unos metros, me miraba curioso y así sucesivamente. Yo me senté indicándole que no tenía intención de atacar.
En las proximidades había unas ciervas, algunas con cervatos. La que más cerca posó la pillé con una cara ciertamente «picassiana». Postura y cara fea.
Espero que os haya gustado. Hasta otro día
Ver más entradas sobre ciervos y berrea