A veces se tienen experiencias en la naturaleza en las que disfrutas de momentos inolvidables. Uno de estos momentos es lo que me viví ante este maravilloso ejemplar de ciervo. De porte esbelto, y un cuello y una cuerna gruesos.
Si la berrea se escucha en la montaña a buen seguro que será mejor. Esos berridos al hacer eco en todas las montañas de alrededor resultan de mayor porte. Es naturaleza en estado puro. Que te no lo expliquen, vete a verlo.
Ahí tenéis al ciervo. Cuando berrea se le desencaja la expresión de la cara. Se le salen los ojos de las órbitas. Se deja todo lo que tiene en cada berrido. No le importa los riesgos a los que se ve expuesto. Lo da todo por un solo motivo. Quiere ser el más fuerte. Ser el que más berree para así poder procrear. De esta manera esta especie se asegura que los más fuertes entre sus miembros son los que tienen descendencia mejorando la especie. A cambio, puede llegar a dar su vida en un combate o quedar tan exhausto que es incapaz de moverse tras su berrea pasando a formar parte de la dieta de los carnívoros de la zona.
En este primero se ve al ciervo excitándose. Para ello restriega su cuerna contra el suelo. Si os fijáis en este vídeo y sobre todo en el siguiente, es tal su excitación que su pene sale unas cuantas veces.
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