Nos vamos hasta la Montaña de Riaño (León) para subir a una de sus cumbres más emblemáticas. Hoy os contamos la subida al Gilbo (1.679 m.). Que a pesar de su baja estatura es una montaña grandiosa, al igual que las vistas de las que podremos disfrutar durante todo el itinerario. Es una de las rutas que he hecho con mejores vistas.
Vamos a alternar las explicaciones con fotos tomadas en dos ocasiones. Una en verano y la otra en otoño.
Viaducto de Riaño – Hayedo de Vallarqué – Collado de la Pedrera – Gilbo – Collado de la Pedrera- Hayedo de las Biescas – Viaducto de Riaño
Distancia | 9,51 kms. (ida y vuelta) |
Desnivel | 643 metros |
Dificultad | Media |
Punto más bajo | 1.088 metros |
Punto más alto | 1.679 metros |
Se trata de una ruta de dificultad media por longitud y desnivel. Puede haber tramos de bajada que impongan respeto. Pero si uno está habituado no resultará difícil. Si sufres de vértigo ésta no es tu ruta.
Fijaos que el desnivel se sube y se baja en la parte central de la ruta en muy corta distancia (4 kms.), de ahí su verticalidad.
Justo antes del Viaducto que hay previo a Riaño encontraremos un aparcamiento. Podéis consultarlo en Google Maps, AQUÍ.
Desde el mismo aparcamiento disfrutamos de la primeras luces hacia el Espigüete.
Aquí os presento al Pico Gilbo.
Se le llama el Cervino leonés por tener una silueta muy parecida al famoso Cervino.
¡Comenzamos!. Tras tomar la pista enseguida vemos el hayedo de Vallarqué y el itinerario a seguir.
Abandonamos la pista.
Tras abandonar la pista inicial nos adentramos en el bosque. Subimos por la senda que transcurre junto al arroyo Vallarqué.
En otoño está espectacular:
Hay una fuente muy hermosa en la subida.
Tras este bosque llegamos a un claro desde donde comenzaremos a ver las impresionantes vistas que ofrece esta ruta y que ya no nos abandonarán en toda la jornada. Allá al fondo destaca Espigüete.
Un espectáculo que no ha hecho más que empezar. Si es en otoño con las primeras nieves es obra maestra:
Desde la pradera tenemos que poner ojos a nuestra derecha. Más arriba, bajo el Gilbo y a su derecha, veremos el collado de la Pedrera. Es fácil alcanzarlo.
En la siguiente fotografía os indico el itinerario más sencillo. Nos meteremos por la abertura que se indica. El camino está señalizado con hitos hasta la cumbre.
Una vez ganado el collado de La Pedrera las vistas de las que disfrutaremos alcanzan otro nivel.
Desde el collado de La Pedrera he marcado el itinerario a seguir. Está marcado con hitos por lo que no será difícil seguirlo. Si uno se fija, verá un árbol en mitad de la pared del Gilbo. Dicho árbol será una buena referencia en la subida.
Nos aproximamos al árbol del que os hablaba.
Es de destacar que será importante pegarse a la pared y evitar algunas sendas que se alejan más de la misma. Si hacemos esto la subida será relativamente sencilla. En cambio, si nos alejamos de dicha senda nuestro camino será mucho más expuesto. La experiencia será diferente por completo. Y eso será cuestión de preferencias y del riesgo que decida tomar cada uno. Si nos alejamos del sendero marcado y vamos por la derecha no valen los fallos.
El premio, además de la adrenalina, será una sensación de verticalidad mucho mayor.
Hay tramos en los que no queda otra que pegarse a la pared.
Llegaremos a un pequeño balcón donde la vista hacia Las Pintas es soberbia. Desde ahí sube una canal que tomaremos y nos dejará en la cumbre. Hay un pequeño sendero marcado con hitos. Si el día es húmedo tendremos que evitar pisar la hierba pues puede conllevar resbalones y esto es muy vertical.
Mirad qué espectáculo:
Hacemos cima. Invadidos y acosados por la inmensa cantidad de moscas nos hacemos la foto de cumbre.
Sin poder disfrutar de la cumbre bajamos unos pocos metros donde las moscas nos dejan en paz. Ahora sí, podemos contemplar las vistas. Cuando regresamos en otoño no había rastro de las moscas en la cumbre.
Hacia el sur continua la fina arista hacia la Peña de los Serrones. Al final de la ruta hay puestos enlaces que suben por esta vía que es mucho más interesante.
Una vista más amplia hacia el sur nos muestra el dique del embalse. Más allá la Sierra de los Villares, y los llamativos Cerroso y Peña Rionda. Al fondo, una de las más conocidas de León: Peñacorada.
Hacia el oeste la vista hacia Peñas Pintas (1.985 m.) y el Pico Llerenes (1.895 m.) son preciosas. Más allá, los picos del Mampodre.
No os dejéis engañar por estas fotos. El «pantano» de Riaño ha sido una de las mayores catástrofes medioambientales que ha vivido este país. Que fuera deliberado agrava más si cabe esta catástrofe. Se destruyó uno de los valles más bonitos de España muriendo con él parte de sus pueblos, tradiciones y cultura. Lo que queda ahora es un embalse, mal llamado pantano, que en cuanto a riqueza natural y desde un punto de vista paisajístico no le llega ni a los talones a lo que había antes. Qué pena que la gente no pueda comparar lo que hay ahora con lo que había antes.
Otra toma en otoño. La foto es exactamente la misma tomada meses después. Viéndolas solo cabe decir que la naturaleza es maravillosa.
Hacia el norte vemos los macizos de Los Picos de Europa, destacando el macizo del Cornión u Occidental con Peña Santa como cumbre más destacada. Más cerca disfrutamos del Pico Yordas o Burín (ruta aquí).
Un zoom a Riaño.
Hay una segunda cima en el Gilbo por la que puede darse una vuelta:
Las vistas hacia el Espigüete compiten en belleza con las vistas hacia Los Picos de Europa.
Toca bajar. Existen diferentes posibilidades que al final de esta entrada os enlazamos. La más sencilla es por donde hemos subido y la que os contamos. Bajaremos, disfrutando de nuevo de las vistas, hacia el collado de La Pedrera.
Nos recreamos con las vistas hacia Los Picos de Europa. El Cueto Cabrón lo tenemos ahí mismo.
Otra más (a pantalla completa):
¡Cómo se disfruta en este escenario!
Espigüete atrae todas las miradas. Este lado leonés es impresionante.
Vamos llegando al collado de nuevo.
Una vez que retornemos al collado de La Pedrera bordeamos la peña Sarnosa (en el centro) dejándola a nuestra izquierda por el itinerario marcado en la siguiente fotografía.
Tras bordear la Peña Sarnosa llegamos a una pequeña collada entre la Peña Vallarqué y la Peña Sarnosa. Será la entrada al espectacular hayedo de las Biescas. A partir de aquí está todo señalizado.
Es un lugar excepcional. Solo queda disfrutar de los magníficos seres que habitan el bosque.
Ahora una del otoño:
Si por si fuera poco el atracón de vistas que nos hemos metido, ahora llega este postre para rematar la ruta.
Las vistas hacia la zona del Cueto Nebloso y las Anestosas son excelentes.
Tras salir del hayedo hay una pista que nos llevará sin pérdida hasta el coche. Sin embargo decidimos ir hasta el área recreativa de Las Biescas para disfrutar de otras panorámicas del entorno. Está todo indicado, para llegar y para volver.
Como ya hemos comentado. Retornamos a la pista que nos pondrá de nuevo en el coche dando por terminada una ruta de 10. No se puede hacer ni ver tantas cosas bonitas en menos kilómetros.
Es tan emblemático este pico que podemos encontrar la ruta que aquí os hemos descrito en muchas otras páginas:
Respeta cada cosa por donde pases. Que todo quede igual que antes de tu llegada.