Normalmente me cuesta mucho ver jabalíes en la zona donde me muevo. Sé que en otros lugares de España, sobre todo en las grandes ciudades los jabalíes se acercan mucho a las afueras de las mismas accediendo a basuras. Y muchos hasta les dan de comer a escasos metros. Por aquí, y en otros lugares, la cosa es muy diferente, pues les meten mucha caña. Es por ello que podría tratarse de la especie más castigada y perseguida por los cazadores. De ahí que por esta zona sean tan esquivos y tan difíciles de ver. Dicen que hay muchos, pero yo no he visto muchos. En los últimos tres años solo lo he visto en 7 ocasiones (23 individuos en total), las mismas que al oso pardo hasta la fecha. Por eso verlo por aquí, en un entorno salvaje, a kilómetros del único pueblo habitado por la zona, tiene más encanto que verlo merodear por un basurero.
En las zonas por dónde me muevo es típico que cuando se observa al jabalí pase fugazmente de un matorral a otro de tal manera que pasa la mayor parte del tiempo diurno metido entre las escobas teniendo más actividad en las horas de poca luz y por la noche. No le gusta nada salir a los claros ni siquiera con poca luz.
Dicen que se trata de un animal muy inteligente, que no repite cama con frecuencia y siempre tiene preparada una escapatoria en caso de verse en peligro a ser posible por huecos espinosos por los que no cabe nadie más grande que él. No le ha quedado otra. Es una animal que si se aprende un poco de sus hábitos y sus costumbres acaba fascinando.
Hasta ahora, como os comentaba, aunque había visto al jabalí había sido cosa de poco. Verlo cruzar deprisa, salir corriendo ante mi presencia o muy lejano. Esta vez todo ha sido diferente. Los vi primero yo a ellos y ellos no se percataron de mi presencia. Hice un acercamiento sigiloso de unos 60 metros para quedarme a 30 metros de ellos aproximadamente. Yo estaba en un prado tapado por un grupo de pequeños árboles y ellos en una ladera del valle, casi a la misma altura que yo. Ya os he comentado en otras ocasiones que disfruto más del acercamiento en sí y posterior observación que luego de la sesión fotográfica. Si llegas a casa y te sale una foto buena eso es el remate a una gran jornada.
La familia estaba formada por una hembra y cinco jabatos que reciben el nombre de bermejos debido al tono rojizo de su pelo. La hembra de pelaje gris permanecía atenta ante un posible peligro.
Otra foto de la hembra:
Para no faltar a la costumbre os dejo con un vídeo que hice a la familia.
Espero que os haya gustado. Hasta otro día.
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