Esta mañana mismo (22-11-2012) hemos tenido el privilegio y la suerte de poder estar un buen rato observando a un ejemplar de oso pardo cantábrico mientras comía bellotas.
Estuvimos caminando casi dos horas hasta que lo vimos, por un terreno duro, empinado. Verlo tras el esfuerzo se disfruta más. De los miradores habituales del oso hay que huir siempre que se pueda y que la desesperación por no verlo no nos haga ir allí a buscar la solución más rápida pero de menos sustancia. Lo de hoy ha tenido sustancia.
La experiencia como siempre ha sido fantástica. El oso estaba en medio de unos robles, envuelto de otoño, que estas tierras está espectacular en esta época del año. Al oso se le veía grandote, lo propio de estas fechas. Tiene que preparar el invierno, que aunque no hibernan mucho sí pasarán la parte más dura del mismo con menor actividad y comiendo menos.
Y aquí el vídeo:
Hace cuatro días quedábamos con Ojolince y Sra. para ir en busca del oso principalmente. Estuvimos en el mismo lugar mirando, pero no lo vimos, y hoy, cuatro días después, en aquellas peñas tan bonitas, ahí estaba el tío. Ha sido casualidad (o que miramos mal). Es por ello que les dedico esta entrada, puesto que hoy, mientras lo observábamos y luego bajando, nos hemos acordado mucho de vosotros. Sois de esa gente que merece ver al oso. Por eso si el otro día me dio rabia, hoy todavía más.
Espero que os haya gustado. Hasta otro día.