La ruta que hoy os contamos nos lleva hasta el Parque Nacional de los Picos de Europa. Os contamos la subida al Jultayu y al Cuvicente y a transitar por canales típicas de la zona.
Cain – Ruta del Cares – Canal de Trea – Collado de las Cruces – Jultayu – Cuvicente – Jou del Jultayu – Collado de las Cruces – Vega de Ario – Cabeza Julagua – Cabeza del Covu – Cabeza la Verde – Moandi – Collado les Cuerres – El Canalizo – Vega Maor – Vega los Corros – Majada Ostón – Canal de Culiembro – Ruta del Cares – Caín
La ruta la realizamos en dos jornadas pernoctando en el refugio de Vega de Ario.
Jornada 1 | Jornada 2 | Total | |
Distancia | 12 | 16,79 | 26,79 kms (ida y vuelta) |
Desnivel | 2.000 | 172 | 2.172 metros |
Dificultad | Alta | Media | Alta |
Punto más bajo | 460 | 460 | 460 metros |
Punto más alto | 2.015 | 1.589 | 2.015 metros |
Fechas toma de fotos | 15 y 16 agosto 2021 |
Se trata de una ruta para la que se requiere estar bien preparado físicamente debido a su distancia y desnivel. Como ya os hemos comentado, la ruta que os proponemos la realizamos en dos días pues pernoctamos en el refugio de Vega de Ario. La ruta puede hacerse en una única jornada, sin embargo el atractivo de un atardecer y/o amanecer en las proximidades a la Vega de Ario hace que recomendemos esta ruta durmiendo en el refugio situado en dicha vega.
Es una ruta dura para la que hay que tener una condición física buena o muy buena. Además, se requerirá saber progresar en terreno montañoso requiriéndose trepar y destrepar en diferentes momentos de la ruta durante la primera jornada. Con condiciones climatológicas de niebla o lluvia no se aconseja su realización. Con condiciones invernales solo para gente muy experta.
Tenemos que ir hasta Caín. Allí, como la afluencia de gente es bastante grande, hay habilitados diversos aparcamientos gratuitos. Podremos dejarlo en cualquiera de ellos. Nosotros lo dejamos detrás del supermercado. Podéis consultar la posición exacta en Google Maps AQUÍ. Si uno va a mitad de mañana que no espere encontrar sitio para aparcar fácilmente.
Una vez en Caín tendremos que ir hasta el final del pueblo para tomar la ruta del Cares. Será difícil confundirse. Tan solo tenemos que seguir el río. Compartiremos los dos primeros kilómetros con la afamada ruta.
La ruta del Cares es, probablemente, la ruta de senderismo más conocida de España. No es para menos. Estamos ante una ruta cuya única dificultad son los kilómetros a realizar si se hace completa.
Por otro lado, la ruta proporciona al caminante un espectáculo mayúsculo. Sin embargo, no se puede infravalorar, no ya por el kilometraje, sino porque está llena de precipicios que hacen la ruta peligrosa si se hace el tonto o uno va despistado. Entiéndase por hacer el tonto el asomarse a los cortados o sacarse esa foto selfie para el postureo de turno en redes sociales.
En la imagen siguiente vemos el famoso puente de los Rebecos.
Como comentaba, a los dos kilómetros, tras cruzar el segundo de los puentes, llamado el puente de Bolín, vamos a tomar un sendero que sale en ascenso a la izquierda del camino principal.
Aquí comienza el rockanroll. El plácido paseo se va a transformar en una subida sin tregua. Es dura y corta no se hace. La canal de Trea tiene tres kilómetros de largo en los que se ganan 1.100 metros de altitud. Vamos por una senda en la que algunas ocasiones tendremos que hacer trepadas sencillas.
Nosotros aquel día tuvimos niebla a lo largo de prácticamente toda la canal. Por lo que las vistas quedaron reducidas a esto.
Era agosto y se hizo dura no solo por el terreno en sí mismo sino por la fuerte humedad que había en la misma. Fijaos en la ropa y el pelo de Amador, están empapados por la humedad que comentamos. El calor es agobiante. Esto endurece mucho la subida.
La canal de Trea acaba en el collado de las Cruces.
En cuento lo pisamos sabemos que esta ruta será grandiosa. Las vistas nos dejan asombrados. Vemos, muy próximo Cabeza Llambria sobre el mar de nubes que llega hasta el mar Cantábrico.
También disfrutamos de algunos de los picos más famosos del macizo de los Urrieles. Ahí tenemos el Pico Cabrones y Torrecerredo destacando sobre el resto.
También desde aquí divisamos las dos cimas que vamos a subir ahora. El Jultayu, a la izquierda, y el Cuvicente, a la derecha.
En el collado de las Cruces salen dos sendas. Una nos lleva a la cima del Jultayu y otra nos lleva a la Vega de Ario. Ahora tomaremos la que nos lleva al Jultayu. Luego, a la vuelta del Cuvicente, volveremos a pasar por aquí.
La subida al Jultayu no tiene ningún misterio. Debemos ir siguiendo los hitos que hay en el sendero. Tenemos que ganar 450 metros de desnivel desde el collado de las Cruces. Según vayamos ganando desnivel las vistas van a ser cada vez mejores. Echando la vista a nuestra espalda vemos la vega de Ario con su refugio. Lugar donde pernoctaremos.
También comienzan a aparecer todos los picos que tapaba Cuvicente. Menuda colección.
El mar de nubes comienza a disiparse. El sol puede con él.
Llegamos a la cima. Llevamos más de 1.450 metros de desnivel acumulado que hemos subido del tirón. Pero estar allí es un premio que recompensa con creces el esfuerzo. Toca disfrutar de las vistas que son impresionantes. Nos las hemos ganado. El macizo de los Urrieles lo tenemos al este. Divisamos Torrecerredo y todas las canales que suben desde el Cares.
El panorama hacia el sur es antológico. Disfrutamos desde Torrecerredo, al Llambrión, Torre del Friero, Torre Santa, etc. y en medio de todo aquello, allá abajo, a algo más de 400 metros de altitud se sitúa Caín. Pinchad en la siguiente foto porque merece la pena ampliarla.
Otro en la que se ve Caín bajo la Torre de la Palanca (ruta aquí) y con la Torre del Hoyo de Liordes y la Torre del Friero detrás. Hay 2.200 metros de diferencia en altitud entre La Palanca y Caín.
En la anterior foto, si nos fijamos, también aparece Espigüete (ruta aquí) al fondo.
Al norte vemos la Vega de Ario que ya os mostramos con anterioridad.
Hacia el sur vemos el sector de Torre Bermeja.
Y al suroeste vemos el Cuvicente, nuestro próximo objetivo, y algunas otras cimas del macizo del Cornión como la Robliza, la Torre de los Traviesos y la grandiosa Torre Santa.
Para llegar al Cuvicente desde la cima de Jultayu tenemos que bajar por su arista más occidental hasta llegar al collado que media entre Jultayu y Cuvicente. Os tenemos que enseñar otra toma que tomamos ahí. Es una composición panorámica de seis fotos tomadas en vertical. También merece la pena ampliarla.
Desde ahí hay que bordear un poco el Cuvicente subiendo por un pedrero. Tendremos alguna trepada sencilla hasta llegar a la antecima.
La antecima ya de por sí es un premio y las vistas son iguales que a las de la cima. No cambia prácticamente nada. Esto lo explico porque entre la antecima y la cima tendremos una trepada muy expuesta, que aunque no es difícil, se pone el culo prieto. Cuando estéis allí lo valoráis.
Hay dos opciones de subida, una menos difícil pero expuesta y otra que, en principio, es menos expuesta pero de mayor dificultad.
La de la línea naranja es más complicada de superar sin exposición. La línea azul, es sencilla, pero expuesta.
En la cima aprovechamos para disfrutar de las vistas.
En primer lugar, os enseñamos las vistas hacia el macizo del Cornión con algunas de sus cumbres identificadas.
En segundo lugar, os enseñamos una vista hacia el macizo de los Urrieles con el nombre de las principales cumbres y canales:
Ahora, tirando de zoom os mostramos algunas de cimas las más significativas y bonitas. Hay para elegir. Vemos el sector de las Peñas Cifuentes.
El sector del Llambrión.
Y por último, el sector de Torrecerredo. A cual mejor.
Si hemos accedido hasta la misma cima tendremos que volver a pasar otra vez por esos pasos delicados, uno o el otro. Ahora, en bajada, serán más difíciles.
Una vez superado ese tramo descenderemos por el pedrero que hemos subido. Hay hitos que marcan el camino pero a veces no están claros. Lo mejor aquí es llevar un track. Es un terreno algo laberíntico en el que pueden perderse las referencias. En la mayor parte del tiempo tendremos como referencia el collado de las Cruces que es donde tenemos que ir. Es un terreno cansino que puede hacerse largo para las piernas y cuerpo después del desnivel acumulado que llevamos.
Desde el collado de las Cruces sale una senda que nos pondrá en poco tiempo en la bellísima Vega de Ario.
Por fin llegamos a la Vega de Ario.
Es un lugar de postal. Sobre todo cuando la contemplas con la vista hacia Torrecerredo.
Allí se encuentra el refugio donde pernoctaremos. Si queréis reservar debéis hacerlo aquí. Merece mucho la pena, el lugar es mágico.
En el entorno del refugio se encuentran diversas cimas bastante próximas que proporcionan vistas increíbles hacía amaneceres y atardeceres.
El atardecer en la Vega de Ario lo disfrutamos desde la cima de Cabeza Julagua que es la loma más próxima al refugio. Fue una gozada. Mirad el panorama hacia la Torre del Friero recibiendo los últimos rayos de sol del día. Uno se queda sin palabras.
La Vega de Ario.
¿Y qué me decís de Torrecerredo naranja al atardecer?
Y la Palanca y el Llambrión justo después de ponerse el sol.
El amanecer en la Vega de Ario lo disfrutamos desde la cima de Cabeza del Covu y Cabeza la Verde. Cimas al este de la Vega de Ario y de fácil acceso. Al igual que el atardecer del día anterior, este amanecer también fue increíble. Merece la pena madrugar y el paseo si no se está justo de piernas en ese momento.
El día siguiente amaneció excelente como os hemos contado, pero después la niebla fue subiendo en altura y cubrió por completo la vega de Ario. Fue difícil orientarse para salir de la vega pero allí nos dieron las indicaciones correctas. Tomamos el camino que baja en dirección noroeste hacia Moandi. En este momento es importante no tomar la senda que baja hasta los lagos de Enol. El camino sale algo más al norte de éste.
Moandi es una pradera con un pequeño refugio. No tardaremos mucho en llegar desde la vega de Ario pues tan solo hay kilómetro y medio de bajada por una senda típica de Picos de Europa.
Iremos en bajada concatenando praderas hasta el collado les Cuerres.
El collado les Cuerres es una abertura que nos mete en el Canalizo. Una bajada de un kilómetro que nos pondrá en la vega Maor. Es un terreno irregular que en ocasiones tiene piedra suelta por lo que habrá que prestar atención a dónde se pisa.
La senda está bien marcada. Vista atrás para ver por dónde hemos bajado.
A partir de aquí transitaremos por una sucesión de vegas preciosas en medio de las montañas.
Disfrutamos mucho de este plácido caminar pisando hierba.
A continuación de la vega Maor nos encontramos con la vega de los Corros.
Vamos en suave subida para alcanzar un collado que nos pondrá en la canal de la Raya.
En los mapas hay un sendero marcado que baja por el centro de la canal de la Raya. Nosotros no lo vemos claro y seguimos un sendero que transcurre por la parte derecha según llevamos la marcha. A veces, algo tapado por el matorral, pero siempre claro.
Nos pondrá a los pies de un paraje llamado la Beduyal. Ahí ya vemos un murete a nuestra izquierda que es el cerco de la majada de Ostón.
Vamos bajando paralelos al murete que tenemos a nuestra izquierda. Nos encontramos en la Majada de Ostón. ¡Qué lugar tan bello!
Sin esperárnoslo estamos ante una nueva postal de estos parajes. Disfrutamos de la estampa de las cabañas con la garganta del Cares al fondo.
Seguimos por el sendero hasta la cota 1.002 m. Allí sale un sendero que nos bajará hasta el mismo cares por la canal de Culiembro dejando a nuestra izquierda el grupo de cabañas.
La senda es clara aunque de fuerte desnivel. Perderemos 600 metros de altitud en kilómetro y medio.
Vamos disfrutando de las moles que tenemos enfrente. Al paisaje es grandioso. Nos hace disfrutar muchísimo.
Llegamos a la garganta del Cares. Allí todo cambia. El paisaje sigue siendo insuperable. Si bien, ahora está lleno de gente. Desde el refugio de la Vega de Ario hasta aquí no hemos visto un alma y aquí, en mi opinión, hay demasiada gente para un lugar en el que a uno de sus lados siempre hay un precipicio.
Nos quedan 5,5 kilómetros y medio completamente llanos hasta Caín.
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Respeta cada cosa por donde pases. Que todo quede igual que antes de tu llegada.