Tras conocer el entorno de La Adrada en el Valle del Tiétar (Gredos, Ávila) que menos que dedicar una entrada a uno de sus mayores encantos: sus pinares.
La Adrada no es un pueblo de montaña como hay cientos en otros lugares, está abajo, plano, en el valle. Inmediatamente desde el borde del pueblo se elevan vertiginosamente las faldas de la Sierra de Gredos que en sus primeros metros se cubren de bosques. El pino es la especie que predomina, si bien hay variedad de especies. Podemos encontrarnos con sabinas o enebros y próximos a éstos acebos, tejos o abedules que aunque son escasos ponen una nota un tanto exótica a la zona. Junto con el pino son el roble y el castaño los otros árboles predominantes.
Pasear por los pinares de La Adrada garantiza encontrarse con parajes preciosos. De vez en cuando encontraremos ganado.
Sus pinares, cuando no están cubiertos de helechos, presentan una alfombra de varios centímetros de espesor debido a las acículas caídas de los pinos. Es una delicia caminar por terreno tan mullido.
Entre los pinares destacan las diversas praderas que nos encontraremos. Siempre verdes a pesar de estar en la cara sur de la Sierra de Gredos. Las habituales precipitaciones que se producen en el Valle del Tiétar hacen que se conserve así de verde la mayor parte del año.
El pino más famoso de La Adrada y de todo el Valle del Tiétar es el Pino del Aprisquillo. Presenta un porte excepcional, con una altura de 43,5 metros. Además el entorno en el que se encuentra es precioso.
El Pino del Aprisquillo, el más carismático de todos los integrantes de los pinares del Valle del Tiétar.
Otro punto interesante es la Garganta de los Hornillos. En un punto de la misma hay una presa que hace que el pinar se refleje en sus aguas.
Los pinares en días de lluvia o niebla están más bonitos si cabe.
La niebla se cuela entre los pinos dando lugar a un ambiente mágico.
Las próximas entradas las dedicaremos al otoño en esta zona y también a exponer diversas rutas que pueden hacerse para disfrutar del Valle del Tiétar.