Uno de esos días de este invierno que por aquí ha nevado tanto quiso la suerte que me encontrara con un grupo de cormoranes que aguantaba estoicamente los rigores de la nieve que en ese momento caía.
Los elementos se aliaron conmigo, puesto que al nevar tanto los cormoranes no se iban de donde estaba tolerando mi presencia porque no les quedaba otra. En caso contrario se hubieran ido nada más verme a lo lejos, pues esta especie, por aquí, en el Bierzo, es sumamente esquiva.
Llegaron hace unos cinco o seis años a estas tierras para quedarse. Son nuevos vecinos de las riberas de los ríos y de los diversos embalses que hay por la zona. Se dedican a comer los diferentes peces que hay en los ríos por lo que a los pescadores no les hace ninguna gracia su presencia.
Tanto en la foto anterior, como en la siguiente, podemos ver a dos ejemplares de cormorán. Uno de ellos, el más claro, es un juvenil, mientras que el otro es un macho adulto, que en esta época del año (febrero de 2013) presenta plumaje nupcial.
Cuando más arreciaba la nevada, que en ocasiones, debido al fuerte viento, caía horizontal, era cuando más individuos se congregaban en los árboles a esperar que cesara.
Aquí tenéis a un ejemplar juvenil desplegando sus alas.
Y aquí tenéis el aspecto más bonito del cormorán. Un macho adulto con plumaje nupcial, vestido con casco de pelos blancos rematado con esa cresta. Si a esto le añadimos a que la naturaleza le ha dotado de uno de los ojos más bonitos del reino animal se nos vuelve tremendamente irresistible para los amantes de las aves.
Y ahora os dejo dos vídeos. En el primero de ellos, vemos a la pareja de cormoranes que sale en las fotos centrales.
Y este segundo vídeo, es bastante llamativo. Se ve cómo aguanta uno de los cormoranes bajo una intensa nevada con rachas de viento importantes.
Espero que os haya gustado. Hasta otro día.