La subida al Miro de Susañe es una ruta que, en principio, parece de segunda fila si las comparamos con otras que suben a las cimas de más renombre del Alto Sil. Pero calificar la subida al Miro de Susañe de esta manera es cometer un grave error. Estamos ante una de las rutas más bellas que pueden hacerse en el Alto Sil. Si bien es cierto que las cumbres son menores, la ruta nos lo compensa con creces con vistas de grandes valles y montañas. Además de esto, atravesaremos un bosque de esos que no se olvidan.
Susañe del Sil- Camino de Abronal – Collado del Rozo (1.526 m.) – Merendero del Montecín – Miro de Susañe (1.735 m.) – El Cotsao (1.552 m.) – Refugio del Cotsao – Bosque del Miro de Susañe – Veiga de Ablaneo – Cantón de Susañe – Susañe del Sil
Estamos a una ruta que no tiene una distancia excesiva ni en la que tampoco se salva un gran desnivel. Es más, no nos encontraremos terrenos muy pindios en ningún momento. La subida es bastante progresiva. Es una ruta que puede hacerse en una mañana si madrugamos un poquillo.
Distancia | 17 kms (ida y vuelta) |
Desnivel | 852 metros |
Dificultad | Media |
Punto más bajo | 1.028 metros |
Punto más alto | 1.735 metros |
Fechas toma de fotos | 12/05/2022 |
Lo que puede hacer más dura la ruta es el tramo de regreso desde el Cuchao. Ahí tendremos tramos de bajada alternando con pequeños tramos de subida que pueden hacernos mella si estamos cansados. Además, cabe destacar que la ruta transcurre por pista y por sendero. El sendero es precioso, sin embargo encontraremos tramos en los que el matorral comienza a invadirlo. Esto no debe ser ningún impedimento para realizar la ruta, pues estas pequeñas adversidades son compensadas con creces por lo que la ruta nos va a proporcionar. Insisto: esta ruta si se realiza en la primavera (finales de mayo) o en el otoño (primeros de noviembre) permanecerá mucho tiempo en nuestra memoria. Es bellísima.
Tenemos que ir hasta Susañe del Sil. El coche lo aparcaremos en el pico del pueblo. Hay un aparcamiento donde caben varios coches y que cuenta con varios castaños monumentales en sus alrededores. Especialmente uno de ellos . Podéis consultar la posición exacta en Google Maps AQUÍ.
Como os comentaba, hay varios castaños en el entorno donde vamos a aparcar. El que más destaca es uno que hay en el centro de la plaza donde aparcamos. Es portentoso. Además, según comencemos a caminar encontraremos varios ejemplares que poco tienen que envidiar al primero.
Tras los castaños pasamos al lado de un bello cortín. Los cortines en el noroeste de España se utilizan para proteger las colmenas de los osos. Donde hay cortines es porque hay osos o los hubo en su día. Éste tiene su perímetro hasta electrificado, no digo más.
La ruta está señalizada en todo momento. En cada cruce encontraremos un cartel que nos indica la opción correcta a tomar. Tras el cortín encontramos una intersección de pistas. Tenemos que continuar por la que vamos caminando y obviar la que atraviesa.
Cuando llevemos poco más de un kilómetro deberemos abandonar la pista por la hemos ido hasta ahora para tomar otra que sale a la derecha que nos llevará por el camino del Abronal hasta el Rozo.
El camino del Abronal es la parte menos bonita de la ruta. Transcurre por pista y por si fuera poco hay un exceso sin sentido de pinos en las laderas.
Aún así, comenzaremos a disfrutar de buenas vistas que sirven de prolegómeno a lo que luego vendrá. Disfrutamos de la vista hacia el paraje de las Ondinas y más allá de Catoute (ruta aquí), picudo en la distancia.
Tras algo más de cuatro kilómetros ya se ve el collado del Rozo. Este tramo, hasta llegar al Rozo, en días de calor puede hacerse largo.
Según accedemos al collado del Rozo nos sorprende la vista hacia el sector del Miro de Anllares o de Valdeprado.
Y algo más al norte, el valle de Valdeprado. Qué decir. La imagen siguiente habla por sí sola.
Otra imagen del sector del Miro de Anllares junto a la Fana de Resilgar.
A los pocos metros del collado encontraremos un estupendo merendero como pocos. Está dotado de asientos, mesa y fuente con agua fría que nos resucita. Y es que a partir de aquí la ruta resucita. La pista del camino del Abronal no ha generado expectativas altas. A partir de aquí, todo lo que viene, nos parece de excepción.
Junto a la fuente del merendero del Montecín sale un sendero que al principio está poco limpio de matorral pero aún así, se transita por él sin problema.
Tras ese primer tramo con más matorral, el paisaje se abre al paso por un pedrero. Ya divisamos la loma del Miro de Susañe y nos hacemos una buena idea de lo que queda hasta llegar a la cota más elevada de la ruta.
Este tramo nos va a proporcionar las mejores vistas hacia el Miro de Anllares o de Valdeprado que siguen siendo increíbles.
Y también hacia las cumbres más altas del Alto Sil entre las que destacan Valdiglesia (ruta aquí) y Catoute (ruta aquí) entre otros.
El último tramo de subida al Miro de Susañe no es muy inclinado. Es un mero trámite en el que la principal dificultad la encontramos en no perder un sendero a veces algo tapado.
Si echamos la vista atrás vemos el paraje que hemos transitado hasta aquí. Las urces comienzan a tener flores. En unas semanas hubiera estado mucho más bonito.
Y llegamos a la cumbre Miro de Susañe o La Cueta. Si una montaña tiene el nombre de Miro es porque es un buen mirador. Algunas muestras de ello sin querer resultar repetitivo:
Hacia el norte encontramos el valle de Valdeprado.
Tirando algo de zoom vemos Peña Ubiña (ruta aquí) y el Cueto Nidio con sus antenas (ruta aquí).
También vemos la población de Palacios del Sil en el Valle del Sil.
Además de otras vistas que ya os mostrado y otras que a continuación os mostraré mientras bajamos al Cuchao.
El Cochao, Cuchao, Cotxao o Cutsao es lo mismo. Nos lo encontraremos escrito de diversas maneras. Significa collado y deriva del Patsuezu. En los mapas figura como collado Valdeprado. Constituye el punto más bajo entre el Miro de Susañe y el pico Bóveda o cerro de Bustatán (ruta aquí). Siendo el paso tradicional entre Palacios del Sil y Valdeprado.
Mientras nos aproximamos a este collado disfrutaremos de una hermosa vista hacia Palacios del Sil (imagen anterior) y otra hacia el Valle de Pedroso. También, se ve el refugio que hay próximo al Cutsao.
Y el valle de Valdeprado.
En la siguiente foto puede apreciarse el collado, que es la parte de la pradera. Y algo más allá, el refugio que, como se ve, está en un lugar privilegiado.
Hemos perdido la cuenta de las veces que hemos pisado este collado.
Como comentábamos, algo más allá del collado está el refugio. Que además cuenta con una buena fuente.
Cabe destacar la maravillosa vista que puede disfrutarse desde sus proximidades hacia el larguísimo valle de Pedroso. Si os fijáis, destaca al final del valle la braña de la Fontellada (ruta aquí).
Ahora retornamos al collado. En el mismo collado salen varias sendas:
En la parte suroeste del collado, encontraremos la senda. Un cartel indicativo nos servirá de mucha ayuda.
Si hubiera sido poco lo disfrutado hasta ahora, es a partir de aquí cuando, en mi opinión, comienza lo mejor de esta ruta. Se atraviesa un bosque atlántico mágico al tiempo que se disfruta de las mejores vistas hacia el valle de Valdeprado.
Vamos alternando tramos de bosque con algún otro tramo que descubre el valle por el que caminamos.
El bosque cuenta con habitantes veteranos. Hay una buena colección de roblones a cual mayor. También hay algún abedul muy grande. En especial uno que está en las proximidades de una fuente/abrevadero que nos encontraremos en la mitad del bosque. También encontraremos acebos con troncos que son difíciles de igualar para esta especie.
Aprovechamos cada ventana en el bosque para asomarnos al valle de Valdeprado en el que se distingue, no solo el pueblo de Valdeprado sino también, al fondo, la Braña de Susañe.
Tras acabar el bosque viene un tramo de urces. Parece que no hay senda. Pero la hay. Es un tramo de aproximadamente un kilómetro que nos pondrá en una pista.
Una última mirada atrás al valle de Valdeprado.
Llegamos a la pista, disfrutamos del precioso paraje que es la Veiga de Ablaneo. Desde aquí, ya se divisan las formaciones rocosas del Cantón de Susañe.
Entre la Veiga de Ablanedo y el Cantón de Susañe encontramos una nueva fuente. La fuente del Roble. De fría agua y bonita construcción.
Para acceder al Cantón de Susañe tenemos que abandonar la pista por la que venimos y tomar un antiguo camino empedrado precioso. Si nos la pasamos no pasa nada pues esta pista enlaza más adelante.
El Cantón de Susañe es un paraje constituido por formaciones rocosas muy llamativas que se yerguen acompañadas de los robles.
En Susañe del Sil y más al sur recibe el nombre de Cantón de Susañe. Sin embargo, en Valdeprado lo llaman las Vachinonas.
Una vez pasado el tramo del Cantón nos volvemos a encontrar con la pista que antes abandonamos. Si la seguimos en bajada y sentido sur llegaremos a Susañe del Sil para dar por concluida esta completa ruta.
Es en este momento cuando aún menos te explicas porque el Alto Sil pasa tan desapercibido para los senderistas que prefieren otros territorios a los que el Alto Sil supera en belleza y biodiversidad. Pero esto es solo una opinión. Si has leído hasta aquí, muchas gracias.
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